Las importaciones de energía eléctrica en El Salvador alcanzaron en 2024 su nivel más bajo en 16 años, con compras por solo $18.9 millones, según el Banco Central de Reserva (BCR). Esta cifra representa una caída del 39.4 % respecto a los $31.2 millones importados en 2023 y está muy por debajo del promedio anual de $69.8 millones registrado entre 2009 y 2023.
El Salvador ha mostrado una tendencia a reducir su dependencia de las importaciones de electricidad, una característica destacada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su informe de 2022. El mayor descenso en 2024 provino de Costa Rica, con una reducción del 97.5 %, seguido por Panamá (-60 %) y Guatemala (-32.2 %). En contraste, el país retomó la compra de energía a Estados Unidos después de tres años.
Mientras las importaciones caen, las exportaciones de energía de El Salvador han crecido en los últimos años, impulsadas por la generación de la planta de gas natural licuado (GNL) de Energía del Pacífico (EDP). Entre 2021 y 2022, las exportaciones aumentaron un 1,860 %, pasando de $2 millones a $39.9 millones. Sin embargo, en 2024 se registró una contracción del 48.9 %, con envíos de $38.1 millones frente a los $74.6 millones de 2023.
Los principales destinos de la electricidad salvadoreña fueron Guatemala, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, mercados donde la oferta salvadoreña se ha posicionado como una alternativa competitiva dentro del Mercado Eléctrico Regional (MER).
Oportunidades para el sector industrial
La disminución de las importaciones energéticas y el fortalecimiento de la capacidad exportadora representan una oportunidad clave para el sector industrial salvadoreño. La estabilidad en la oferta energética permite mejorar la competitividad de las empresas, garantizar costos estables y fomentar nuevas inversiones en generación de energía. A medida que El Salvador consolida su posición en el MER, las industrias locales pueden beneficiarse de una matriz más diversificada y costos más previsibles para su operación.